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Bizcochitos de grasa

Té, dulce té

Uno de mis primeros recuerdos sobre la comida y el placer de las ceremonias alrededor de las mismas es de mi infancia. En esas tardes en las que lo mas importante era jugar y no mucho más, tuve la suerte de que mi familia tuviera la tradicion de sentarnos a tomar el té. Ni mate, ni café, ni leche chocolatada, sólo té. Incluso los amigos de la familia venían a tomar el té, un poco quizás por tratarse la mayoría de descendientes de griegos, turcos, alemanes y galeses de tradición arraigada, y otro poco, creo hoy racionalizando un poco más, debido al ritual que la hora del té genera su alrededor.

Los griegos para la merienda tienen el kourambie , una masa dulce super seca, que como si fuera poco es espolvoreada con azúcar impalpable en cantidades, la cual solo podes bajar con iguales cantidades de té.  Los turcos tienen el baklava, una tarta tipo hojaldrada a base de masa filo, frutas secas y miel, que es ideal también como postre con una bocha de helado.  Los alemanes preparan el strudel de manzanas y nuez, y por supuesto, los galeses la riquísima torta negra galesa, la cual es argentina en su concepción, pero creada por aquellos colonos asentados en el sur de nuestro país con las recetas traídas del Viejo Mundo.

Todo esto, más el café turco para los supersticiosos que querían saber sobre su futuro, es lo que era servido en la mesa.  Junto a las historias, las risas, y el griterio por supuesto. Durante la mayor parte de mi infancia amé que las amigas de mi mamá vinieran a tomar el té, porque significaba que un festín de comida se acercaba.

Bizcochitos de grasa

De todas maneras, al momento de recordar estas meriendas mágicas, siempre me vuelve el recuerdo de las tardes mas tranquilas, con mis hermanos sentados en la mesa, la tetera llena y el paquete de bizcochos de grasa recien traido de la panadería, calentitos, con ese aroma que solo el pan y las masas cocidas al horno pueden tener.

Cuando queres tener una tarde tranquila, nada mejor que pasar por la panaderia y hacerte de doscientos cincuenta gramos de gloria de grasa u hojaldre y compartirlos en familia o amigos.  Es que en parte, de eso, deben estar hechos los recuerdos.

 

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