El tiempo moldea los recuerdos, los adapta, algunas veces los mejora. Y cuando el recuerdo es creado a partir de otro recuerdo, es probable que nada tenga que ver con la situación original.
Con las recetas sucede lo mismo, los años, los gustos propios, la adaptación a otras técnicas y la alteración premeditada van moldeando y concibiendo un nuevo producto, que jugando con la memoria apelan a nombres con los cuales comparten pocas cosas.
Esta parece haber sido la suerte del pan árabe, o pan de pita, o pan pita, que es el pan preparado en Oriente Medio y el Meditarráneo. La palabra «pitta» es de origen griego y significa pan, así que hasta es redundante decir «pan pita», y como no es «de» pita también estaría
mal, podría llamarse pita y nada más, o incluso es más aceptable pan árabe, como para hacer referencia y listo. Pero bien, es lo mismo.
Lo que no es lo mismo, es el pan al que estamos acostumbrados llamar «pan árabe», dos tapas pegadas, finitas y muy esponjosas. Ah no, eso no, sólo en Utilísima y la panadería. Porque el pita, si bien puede ser muy esponjoso, es muy diferente, y es tan fácil de hacer, que tenés que probar la diferencia. Mira la diferencia en estos dos enlaces: Pan de Pita ó Pita Bread en Google Imágenes. ¿Queda clarísimo no?
Y así en el próximo cumpleaños, cuando llegue el pernil y de la bolsas de pan saquen esas esponjas insípidas y te digan que es «pan árabe», vas a poder mirar al cocinero a los ojos y decirle ¡Ja! Sólo eso, no te propases, él no tiene la culpa, pedís pan árabe en la panadería y te dan eso.
Bien, basta de culpas. Ingredientes:
500grs de harina 000
250cc de agua tibia
1 sobre de levadura seca
1 cda de sal
1 cda de azúcar
1 cda sopera de aceite
Mezclás el agua, la levadura y el azúcar y los dejás reposar 10 minutos para que se active (cuando tiene espuma), en un bol pones la harina, la sal, ahuecas el centro, colocás la levadura y el aceite, vas integrando la harina y luego lo amasas un poco sobre una superficie enharinada hasta que esté suave. La colocas nuevamente en el bol y la cubrís por 30 minutos para que pueda leudar, va a doblar su tamaño.
Enrollas la masa (hacela un chorizo) y la cortás en 12 bollos, los acomodas un poco y las dejas leudar nuevamente unos 15 minutos. Tomas los bollos y los estiras a mano o con palo de amasar muy suavemente. Precalentá el horno 10 minutos casi al máximo. Enharinas cada tortilla y si tenes una rejilla metálica la colocas en el horno y vas metiendo las que entren durante 10 minutos, sino en una fuente enharinada igual tiempo. El fuego directo las dora un poco más que en una fuente. El punto justo es cuando se doran un poquito, vas a ver que se inflan en el centro. Si querés las podés dorar más pero no dejes que se te sequen mucho.
Al sacarlas del horno cubrilas con un repasador y dejalas enfriar. Al cubrirlas logras que no pierdan humedad y queden blanditas.
C’est Fini. Tardas más en leerlo que en hacerlo.
Los rellenos son infinitos, y ya les tenemos preparada otra nota al respecto, pero por ahora les cuento para que se tienten que los de la foto tienen pechuga de pollo desmenuzada, palta, tomate y mayonesa especiada. Cortás un borde y se abre como un paquete, lo mejor es hacer sólo un corte para meter el relleno a gusto. Deliciosos.
Por cierto, el pan árabe lo podés guardar en la heladera sin problemas. Si te quedan, cosa que dudo.